La tromba de agua caída ayer en Garrucha afectó al emblemático edificio Mar y Sol, porque tal y como cuenta la leyenda el tejado de las viviendas deben ser cuidadas para su conservación tanto como los pilares al ser uno de los ejes por los que se desmoronan.
Y el referido edificio, el primero que se levantó en la otrora aspirante Capital del Levante en 1963, se muestra deficitario en su conservación no tanto por ser mayoritariamente segunda vivienda sino porque las comunidades de propietarios son aprovechadas por sus directivos con fines espurios.