En Roquetas de Mar la recaudación por IBI está situada en el 50% del total recaudado produciéndose un incremento considerable en comparación con el 30% que suponía este impuesto hace 10 años. La crisis económica y la ausencia casi total de recaudación de otros impuestos ligados al desarrollo urbanístico han dejado al IBI como sustento base de las arcas municipales, por lo tanto uno de los trabajos pendientes es la reactivación económica.
María José López critica que durante muchos años los tipos impositivos aplicados en Roquetas de Mar no fueron precisamente ejemplo de mesura tributaria, con tipos como el 0.9510, 0.90 o 0.858…todos ellos cercanos al límite legal que establece la norma. En la actualidad se aplica un 0.70, que sigue siendo el tipo más alto en relación de los ayuntamientos grandes de la provincia, El Ejido 0.5691, Almería 0.4925 y Níjar con el 0.51 son ejemplos a seguir para conseguir un equilibrio entre impuestos pagados y servicios recibidos. Por otro lado, en el año 2011 finaliza la ponencia de valores catastrales que elabora un documento sobre el valor catastral de nuestras viviendas e inmuebles que no puede llegar en peor momento, coincidente con la caída de la economía pero con unas valoraciones realizadas en base al boom inmobiliario de los años anteriores. Los tipos impositivos altos y esos valores catastrales renovados supusieron un terrible combinado para el bolsillo del contribuyente roquetero.
Ahora, la reciente aprobación de la actualización de los valores catastrales, cuyo descenso puede oscilar entre un 20% y un 25% del valor actual unido a la progresiva revisión a la baja de los tipos impositivos nos puede llevar el pago de nuestros tributos municipales a unos niveles medianamente “aceptables” y ya, bastante alejados de lo que hemos venido pagando en años anteriores.
López Carmona con prudencia comunica que a la hora de proponer una bajada del tipo impositivo es necesario, que conjugue el crecimiento económico del municipio con el equilibrio entre fiscalidad y servicios municipales, teniendo en cuenta los compromisos adquiridos (obras plurianuales), convenios con otras administraciones (Hospital), etc., pero también, establecer los mecanismos adecuados de ahorro y eficiencia en la gestión municipal.
López Carmona propone la bajada del tipo impositivo al 0.675% para el 2018, con la aplicación de éste porcentaje a la base liquidable del impuesto nos quedaremos en unos niveles recaudatorios similares a los del año 2017, aproximadamente 34 millones de euros en concepto de IBI, que unido a la aplicación de las medidas correctoras recomendadas por la intervención municipal para el control del gasto público ( mayor seguimiento y control en los contratos suscritos, contratación de servicios y suministros de forma centralizada, etc), nos pueden llevar al cumplimiento del equilibrio presupuestario de ingresos y gastos, pero también al desarrollo de políticas de creación de empleo y crecimiento económico, ambos aspectos de vital importancia para nuestro municipio.
Pero no hay que quedarse aquí, es imprescindible, a partir de 2018 y una vez implantados los nuevos valores catastrales, establecer un cuadro de bajada progresiva del tipo impositivo a cinco años (0.65, 0.63, 0.60, 0.57, 0.55, por ejemplo) con retoques a la baja de 2 o 3 centésimas de punto en cada ejercicio. Para liberar la carga fiscal del municipio sobre este impuesto, igualmente hay que incidir en la reactivación económica y en la capacidad recaudatoria de otros impuestos y tasas ligados a la misma.
En su segunda propuesta relacionada con los impuestos y tasas municipales, López Carmona defiende la necesidad de estudiar bien la tributación de Roquetas de Mar. Las ordenanzas fiscales reguladoras han ido sufriendo diferentes modificaciones para ir adaptándose a las necesidades del municipio, pero muchas veces atendiendo más a presiones políticas o sociales que a estudios económicos concretos que nos guíen en la búsqueda de la eficiencia o suficiencia en el cobro de las tasas o impuestos municipales y su correlación con los servicios municipales prestados. Pero, no podemos mantener una tributación obsoleta, plana o lineal, debemos actualizarla acorde a los parámetros de modernidad que se establecen en las grandes ciudades, hacerla dinámica, una tributación local donde se pormenoriza cada uno de los impuestos y las tasas para hacerlos justos ante los ciudadanos atendiendo a sus responsabilidades y sus necesidades. Éste y no otro debe ser el objetivo del estudio y a donde nos deben llevar las conclusiones obtenidas y modificaciones aplicadas.
Por supuesto, incidiendo en que estas cuestiones no pueden partir de una única iniciativa ni interés, deben acometerse después de un largo debate donde participen partidos políticos y representantes sociales junto a técnicos y expertos, que a través de diferentes sesiones de trabajo nos lleve al diseño de un patrón tributario, que al amparo de la normativa vigente ponga la mirada en las características socioeconómicas de nuestro municipio.