La propuesta de Pedro Sánchez a Cristina Narbona para que presida el PSOE supone, desde mi humilde punto de vista, un error del líder socialista con la provincia de Almería para agraviar a Susana Díaz cuando lo que realmente ha conseguido a agradar a la lideresa andaluza.
Agrado de Susana Díaz por cuanto Cristina Narbona le causó un gran problema a la presidenta andaluza con El Algarrobico, que, como es conocido por los amables lectores que distraen su tiempo en este espacio periodístico, fue generado por la Ex-Ministra de Medio Ambiente con El Algarrobico, cuya paternidad del problema vengo atribuyendo única y exclusivamente a la ex-ministra.
Como es sabido, el largo proceso en que se ha visto El Algarrobico debería servir como ejemplo de lo que no debe hacerse, porque solo se ha conseguido que varios Jueces desdigan a uno y algo rocambolesco políticamente como es que los iniciales defensores de la construcción al final se hayan convertido en sus mayores detractores y que los mayores detractores al principios hoy sean los mayores defensores.
Conviene situarnos en el inicio para conocer brevemente la magnitud de lo acaecido con una acción empresarial que emprendió la sociedad mercantil Azata del Sol, S. A., de capital vasco afincada en Madrid, cuando decidió construir en el paraje El Algarrobico un complejo hotelero llamado a albergar el único hotel de 5 estrellas de la provincia de Almería. Por tanto, el hotel ahora salido del ‘corredor de la muerte’ suponía el esbozo de lo que estaba llamado a ser un complejo hotelero de envergadura con lo que aliviaría o solucionaría el problema de los puestos de trabajo en Carboneras, hecho que coincidió con la victoria electoral de José Luís Rodríguez Zapatero cuando nadie preveía que lo conseguiría en su primer intento y el error que cometió nombrando a Cristina Carbona como Ministra de Medio Ambiente, que por cierto conocía la provincia de Almería por haber sido cunera durante una legislatura y es posible que en algo incidiera esta circunstancia.
Error por cuanto quiso evitarse un mal mayor y desvió hacia la provincia que le sostuvo durante cuatro años la acción que iba a llevar a cabo el grupo ecologista Greempeace liderado por su compañero de filas políticas, con lo que debió pensar que controlaría el impacto político que suelen causar las vistosas acciones de estos ecologistas. Se trataba de un municipio pequeño con Alcalde socialista en una provincia que no cuenta políticamente en el contexto nacional y sin reparar en el daño que provocaría en una empresa llamada a consolidar el desarrollo económico y el progreso social de Carboneras. En este contexto la jugada política le tendría que salir bien a Cristina Narbona por las escasas consecuencias políticas que para ella tendría, por lo que debió a animar a los ecologistas a emprender esta acción en un punto geográfico recóndito y rural, pero los intereses políticos particulares debieron imponerse y comenzó el largo calvario por el que ha debido atravesar la empresa constructora y la frustración que debieron sentir muchos carboneros y carboneras.
El tiempo transcurrido produce lagunas memorísticas pero no en el sentido común cuya incidencia en él lo reafirma. En consecuencia, desconozco si se produjo primero la sentencia judicial por el que se paralizaba la obra o el asalto ecologista a lo que estaba llamado a ser un hotel, pero en cualquier caso lo cierto es que la perspectiva del tiempo induce a pensar que debería existir un mecanismo más seguro que en la Justicia capaz de impedir daños de gran magnitud. Y sin ser lego en la materia, y solo avalándome en mis dosis de sentido común, el final que ha tenido el hotel El Algarrobico induce a pensar que su devenir no tendría que estar supeditado al criterio de un profesional por muy bien preparado intelectualmente que lo esté sino a un grupo de profesionales; esto es, a una Sala, que entiendo está conformada por varios Jueces, y no a un solo Juez.
Tampoco recuerdo el momento en que se posicionaron las distintas fuerzas políticas, aunque ese sentido común al que anteriormente recurría me indica que tuvo que ser una consecuencia de la acción ecologista. Y no solamente resulta curioso el recorrido que han tenido los posicionamientos políticos iniciales sino que me parecen esperpénticos y rozando la inmoralidad.
Mientras que el Gobierno Zapatero, a través del Ministerio de Medio Ambiente dirigido por Cristina Carbona, se erigía en adalid de la legalidad y la defensa del medio ambiente, en el PSOE se practicaban los más diversos malabarismos con los socialistas carboneros justificándolo como medio para el desarrollo de la localidad, los almerienses se encontraban a mitad de camino entre el andaluz y el federal con el local, en tanto que el PP se encontraba radical y firmemente en contra por la actitud inicial de la Junta de Andalucía, si bien IU jamás pensó que tendría que convivir en esta residencia y pequeños grupúsculos que bailaban al son que mejor sonaba. Pero en sus inicios el PP se encontraba radicalmente en contra del hotel porque la Junta de Andalucía avalaba su legalidad por ser su responsabilidad; y quien le iba a decir hoy a la Junta de Andalucía que iba a recurrir judicialmente la legalidad de que dotó a la construcción del hotel y al PP que se iba a convertir en el único defensor del hotel.
Parece ser que la citada se bañaba en bolas en la playa del algarrobico con algunos amig@s y cuando vino y vio la construcción y la perdida de intimidad monto en cólera para desgracia de l@s carboner@s