Mari Toñi López Cervantes, Alcaldesa de Garrucha por el PSOE, ganó las pasadas Elecciones Municipales por 3 votos tras haber prometido estelarmente hasta la saciedad que bajaría el coeficiente del IBI que unos meses antes había subido su predecesor Juan Francisco Fernández, y durante las escasas intervenciones que trasladó públicamente a la ciudadanía durante sus ocho años en la Oposición empezó criticando que todos los miembros del Equipo de Gobierno tuviesen dedicación exclusiva porque durante la Alcaldía de Andrés Segura no ocurría así.
Pronto surgió la necesidad para acallar discrepancias internas de ponerle un sueldo a los siete concejales socialistas, lo que ocurrió sin controversia política alguna en la localidad que la alcaldesa del PSOE pretender aupar a ‘Capital del Levante Almeriense’. Algo que no está dejando indiferente a muchos en Garrucha por cuanto se ha podido constatar una cierta unanimidad en que el Ayuntamiento no está haciendo nada, tan absolutamente nada que ni siquiera ha limpiado con agua la tierra sahariana caída con la llovizna reciente en todo el litoral almeriense que se tenga constancia.
En este contexto de parálisis municipal que se está proyectando socialmente a vecinos, residentes y visitantes, se ha conocido el cargo a las arcas municipales de una cantidad desmesurada de dietas y kilometrajes que está dejando impávidos a sus conocedores, equiparando tan cantidad de dinero a un sobresueldo y en el contexto de psicosis social por corrupción política que vive España.
Y ello acontece tras haber denunciado LA GACETA DE ALMERÍA que le tiene vetada el Ayuntamiento de Garrucha y editorialmente asegura que todos los Ayuntamientos que le vetan tienen problemas judiciales por corrupción política.