De los más de 1000 millones de fumadores que hay en el mundo, aproximadamente un 20% son mujeres. Está bien documentado que las mujeres son tan vulnerables como los hombres, si no más, a los peligros del tabaco. Tanto los fumadores como las fumadoras son más propensos al cáncer, las cardiopatías y las enfermedades respiratorias. El tabaco también es causa de cánceres específicos de la mujer y pone en peligro el embarazo y la salud reproductiva. El informe de la Organización Mundial de la Salud titulado La mujer y la salud: los datos de hoy, la agenda de mañana aporta pruebas de que la publicidad del tabaco se dirige cada vez más a las niñas.1 La magnitud del impacto de las técnicas comerciales de la industria es incuestionable. Por consiguiente, el tema del Día Mundial sin Tabaco de este año (Género y tabaco, con énfasis en la mercadotecnia dirigida a las mujeres) ha sido oportuno.
La experiencia y casi un siglo de historia muestran claramente que la industria tabacalera ha tenido en cuenta las funciones características de uno y otro sexo y las normas sociales correspondientes a la hora de elaborar sus estrategias mercadotécnicas. Desde los años veinte, cuando las mujeres americanas empezaron a ser uno de los objetivos de la industria tabacalera, se han utilizado varias imágenes y temas para alentar a las mujeres a que fumen, fomentando su aceptación social y destacando los atributos supuestamente deseables de determinadas marcas de cigarrillos. Algunos de los temas dominantes que se han vinculado al consumo de tabaco y a determinadas marcas de cigarrillos en particular han sido el glamour, la sofisticación y el estilo, el lujo, la clase y la calidad, el romance y el sexo, la sociabilidad, el disfrute y el éxito, la salud y la frescura, la emancipación o la delgadez.
Ahora se están aplicando a las mujeres y niñas de los países en desarrollo que no tienen antecedentes de consumo de cigarrillos prácticamente las mismas técnicas comerciales que se utilizaron para fomentar el consumo de tabaco entre las mujeres de los países desarrollados. El objetivo general de toda campaña de la industria tabacalera dirigida a las mujeres es hacer los cigarrillos más atrayentes.
Una vez creada la imagen «correcta» de la mujer fumadora, el siguiente paso de la estrategia comercial de la industria consiste en ampliar y estabilizar el mercado mediante la creación de marcas «exclusivas de la mujer» con características típicamente femeninas.
Algunas de las actividades de promoción destinadas a las mujeres son la publicidad en medios de comunicación de masas y el patrocinio de eventos culturales y deportivos; la presencia de materiales de promoción en el punto de venta (tiendas y quioscos); la distribución gratuita de productos de tabaco; la extensión de la marca (es decir, la comercialización de otros productos, como la ropa, con marcas de tabaco); las promociones por Internet o los precios y los diseños de los paquetes que atraen especialmente a las mujeres y las niñas.
El paquete y el cigarrillo (light, fino, superfino) son métodos principales de dirigirse al mercado femenino. Por ejemplo, en el mercado ruso se han introducido cerca de 100 marcas especiales para mujeres, cuya promoción se hace con imágenes de glamour y moda. Al mismo tiempo, la prevalencia del consumo de tabaco entre las mujeres de la Federación de Rusia está aumentando rápidamente.
Es hora de que el mundo se levante contra estas atracciones fatales de la industria tabacalera. Es imprescindible que las autoridades sanitarias sean sensibles a las cuestiones de género cuando formulen y ejecuten las políticas de control del tabaco. La solución al problema del consumo de tabaco por la mujer es el mismo que en el caso del hombre: la aplicación estricta del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT).2El su preámbulo, se manifiesta la alarma por el aumento del consumo de tabaco entre las mujeres y las niñas y se señalan los riesgos específicos relacionados con el género. Asimismo, se destaca la necesidad de que las mujeres participen en todos los niveles de la formulación y ejecución de las políticas de control del tabaco, se piden estrategias de control del tabaco específicas de género y se señala la especial contribución de las organizaciones no gubernamentales, y en particular de los grupos de mujeres, a los esfuerzos nacionales e internacionales por controlar el tabaco. Estas preocupaciones se reflejan más adelante en los principios rectores (Artículo 4.2.d) con la expectativa legítima de que los riesgos específicos de género sean tenidos en cuenta siempre al formular estrategias de control del tabaco. El preámbulo y los principios rectores constituyen la base del CMCT, y deben leerse todas sus disposiciones fundamentales. Especialmente importante es la prohibición completa de todas las formas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, incluidas las de carácter transfronterizo, el empaquetado simple normalizado y la prohibición de calificativos engañosos, como light o «bajo en nicotina». Las mujeres y los expertos en cuestiones de género deben participar y ser consultados a la hora de elaborar información específica de género y mensajes contrapublicitarios.
Margaretha Haglund a
a. Instituto Nacional de Salud Pública, Forskarens väg 3, Estocolmo, SE103-52 (Suecia).
Correspondencia: Margaretha Haglund (e-mail: [email protected]).
Boletín de la Organización Mundial de la Salud 2010;88:563-563. doi: 10.2471/BLT.10.080747