Hay cosas que no por obvias se hacen necesarias expresarlas, y lo que debería ser cuestión de principios se convierte en objeto a batir, como ocurre con la persecución que padece la independencia y la libertad que ella genera.
LA GACETA DE ALMERÍA nació el mes de las flores de 2.005 como una amapola en un humedal con la máxima de erigirse en órgano de expresión del almeriense de a pie. Para el cumplimiento de este objetivo se hacía necesaria contar la independencia de cualquier Partido Político y de todo grupo económico, único medio para conseguir la libertad necesaria para cumplir su objetivo, por cierto nada fácil debido a los intereses políticos que concurrían. Esta máxima la acotan la Ley y lo cutre, siendo los límites que posee su línea editorial.
No se trata de hacer balance, que en lo material puede suponer la máxima expresión de la independencia pero que en lo moral es altamente satisfactorio, sino mostrar el agradecimiento a los lectores que acceden a diario para conocer cuanto acontece en la provincia de Almería y a los ciudadan@s que convergen diariamente desde un centenar de ciudades españolas y otras muchas de todo el mundo. La gratitud a cuantos concurren a LA GACETA DE ALMERÍA para conocer y evaluar lo que ocurre en Almería y su provincia.
Tan solo el lector ha superado las inflexiones anímicas que se han producido ocasionalmente debido a presiones externas motivadas por intereses políticos muy concretos, dándose la curiosa circunstancia de estar este periódico digital discriminado por fuerzas políticas en algunas localidades y por Equipos de Gobierno que en ambos casos son cuestionados su honestidad, por lo que LA GACETA DE ALMERÍA se ha convertido en un indicador político-moral con notoria fiabilidad.
LA GACETA DE ALMERÍA se debe única y exclusivamente a los lectores, únicos que le motivan para acudir a su encuentro diario, y reafirma igualmente su voluntad de prolongarse en el tiempo mientras haya una persona interesada en informarse a través de ella.