La mezcolanza de intereses personales en el complejo Vista Puerto del barrio Buenavista en Roquetas de Mar, propietarios de viviendas en planta baja que tienen ajardinada la zona verde y aprovechan los setos como valla protectora así como la directiva de la Comunidad de Vecinos que aprovecha tal eventualidad para aumentar el presupuesto comunitario y obtener de este modo mayor liquidez económica, contrasta con la altura estandarizada de los setos en las zonas verdes del término municipal en lo que el Ayuntamiento no entra a valorar por intereses electorales.
Aunque en teoría los setos utilizados como vallas supondrían la mitad de las viviendas que componen el residencial Vista Puerto, en realidad solo la tienen las viviendas de la calle Sudamérica, únicas en las que se produce esta circunstancia en la larga avenida que viene a unir El Puerto con La urbanización, y solo por razones de convivencia vecinal se permite en cuantas asambleas comunitarias se ha tratado y con la inmensa mayoría de los vecinos en contra de que la Comunidad de Vecinos corrar con los gastos de estos setos privativos y en todo caso municipales.
Hay que reseñar que el Ayuntamiento de Roquetas de Mar se comprometió a responsabilizarse de los setos existentes en las distintas zonas verdes del residencial y puso como única y exclusiva condición la altura que debía estar conforme a la establecida en todo el término municipal, a lo que se opusieron rotundamente los vecinos que las utilizan como valla provocando un profundo malestar en el resto del vecindario aunque los directivos se mostraron asequibles por razones económicas.
El residencial Vista Puerto fue construido en el año 1987 como apartahotel para turismo japonés en plena consonancia al que se construyó por entonces en Almerimar, pero al fallar la empresa japonesa fueron embargadas las viviendas y vendidas gradualmente como apartamentos. Para el uso originario fue concebido con un mantenimiento de bajo coste, y se constituyó una Comunidad de Vecinos para velar por su mantenimiento, en una de sus etapas se sobrecargó económicamente las cuotas al observar que el 90% de su propiedad era utilizada como segunda vivienda y la dirección comunitaria debió entontrar un suculento medio para obtener beneficios económicos.
Se daba la circunstancia de que ni la piscina ni el garage estaban legalizados aunque sí era utilizados comunitariamente, lo que se ha regularizado legalmente hace escaso tiempo. Con la supuesta finalidad de pintar la urbanización y legalizar la piscina construida en una plaza pública y el garage subterráneo se urdió ajardinar todos los espacios verdes por minúsculos que fuesen para lograr aumentar el presupuesto comunitario sin sobrecarharlo abiertamente y consiguiendo con ello gastos de representación para la presidencia y sueldo periódico para la administración, dando con ello satisfacción a los propietarios de los setos-vallas y a la dirección y a su entorno que debido a la ausencia de vecinos estables se ha conseguido establecer la excepción en normal y en falsa la promesa de apoyo electoral por el mayoritario rechazo a la situación establecida.