La semana europea de la movilidad vuelve a pasar sin pena ni gloria por Roquetas de Mar. Hace un tiempo, escribía un artículo sobre la imposibilidad de moverse por el municipio sin coche. Por aquel momento, Amat prometía una mejora del servicio de autobuses, con la tan esperada implantación de los paneles del consorcio. Bien, una vez instalados los paneles, la fase de pruebas se está alargando “un poquito más” de lo esperado. Los paneles del consorcio en Roquetas son como el que tiene un tío en “Graná” ni tienes paneles ni tienes “ná”.
Una campaña de Izquierda Unida nos llamaba a contabilizar el tiempo que habíamos esperado al autobús en Roquetas, sin saber cuándo llegaría el siguiente. Estudié en UAL un año, y era asiduo del servicio de autobuses para desplazarme a la universidad desde Roquetas. Todos los días esperaba al bus una media de 15 minutos. Haciendo cálculos a la ligera, tampoco quiero deprimirme con el tiempo perdido, fui a clase unos 135 días. Más de 2000 minutos perdidos esperando al autobús. Sin hablar del tiempo en los atascos de la A7…
Está claro que Roquetas sigue siendo una ciudad pensada por y para el coche. Ya no solo es que la única línea que tiene Roquetas funcione mal, es que la mayoría de los barrios no han visto ni verán, al ritmo que Amat trabaja en este asunto, un bus jamás. Esta in-movilidad del equipo de gobierno aísla y desplaza a los barrios, donde la vida se hace prácticamente imposible sin un coche. Pero claro, qué se podía esperar de un alcalde que es propietario de un concesionario de vehículos, ¿que fomente el transporte público? Que ironía, ¿verdad?