Un comentario, continuación de los estímulos que recibo en el PSOE de Roquetas de Mar por haber sido cofundador provincial en Granada de Alianza Popular, Vice-Presidente de NNGG en Andalucía, Vocal Nacional de NNGG y Presidente Provincial de Derecha Democrática en Almería, me ha inducido a recuperar la reflexión personal que llevé a cabo cuando se presentó el libro sobre la segunda etapa de la Transición Política en Almería que muy sabiamente, como no podría ser de otra manera, abarca desde el 79 al 82, tres años que me tocaron vivir en Almería tras mi regreso de Granada y ciertamente los viví políticamente de forma muy intensa.
Alguien de mi entorno personal me dijo en cierta ocasión que durante esta etapa de mi vida se me ‘fue la cabeza’, lo que ciertamente acentuó el pudor que ha caracterizado mi vida, por lo que cuando recibí la llamada de Aurora Lorite para hablar conmigo sobre mi actividad política durante la Transición Política no daba crédito al decirme que estaba preparando la Tesis Doctoral sobre este período en la provincia de Almería. Algo emocionalmente similar a la vivencia en mi encuentro personal con José Ruiz.
Yo siempre he dicho, parafraseando a un amigo de la política, ‘en petit comité’, que mi vida durante desde los 16 años hasta los 30 ha sido digna de ser llevada al cine, y lo digo en un alarde de sinceridad y no como una jactancia, que bien podría tener un paralelismo, salvando las distancias, con la del ‘pequeño Nicolás’. Describí someramente esa etapa que tiene como puntos álgidos mi detención por comunista en 1.972 y el nombramiento, siete años después, de Presidente Provincial de Derecha Democrática Española en Almería.
Tuve la satisfacción de reencontrarme con parte de las personas con las que cohabité socialmente a través de la actividad política, si bien interiormente me generó una reflexión personal que derivó a hacia la conclusión de un balance positivo, por cuanto esa etapa de hiperactivista político conformó mi personalidad al arraigarse en mí la conciencia social, que espero transcribir literariamente hasta donde el pudor me permita, pero al mismo tiempo me sirvió como elemento comparativo entre la concepción que entonces se tenía de la política y la actual etapa en que se encuentra abocada, que en mi opinión cabalga hacia la refundación del sistema político que yo vengo llamando II Transición Política.
Lo pasado está pasado y ‘no mueve ruedas de molino’, además de estar magníficamente escrito por José Ruiz Fernández, a cuyo trabajo, en lo que a mi respecta insertado en su tocho de casi 700 páginas podría hacerle alguna observación por nimia que fuese, pero el presente y el futuro si que merecen una atención por breve que sea.
La mesa estaba conformada, moderada por el Vice-Pte de la Diputación, Javier A. García, por, orden de intervención, el editor Juan Grima, el entonces Rector Magnífico de la Universidad de Almería, Pedro Molina, el vencedor de las primeras elecciones municipales en Almería, Fausto Romero, el catedrático de Historia Contemporánea y ExAlcalde de la capital, Fernando Martínez López, y el autor, José Ruiz Fernández; y en primera fila tres concejales de la capital por lo que se echó y eché muy en falta a la Diputada Provincial de Cultura.
Con la vista en el momento actual muy acertadamente, dejando que del pasado se hagan eco los historiadores, intervino Fausto Romero motivando una reflexión digna de todo elogio, que muy sintetizadamente podría describir en la frase ‘todos los Partidos Políticos se están renovando menos el PP’, una frase que, a mi juicio, fotografía la actual situación político-social que vive España y por ende Almería.
Me va a permitir, por repetitivo que resulte, amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico, y por ello resumiré lo máximo posible, que insista en la necesidad de abordar la refundación del sistema político, o como se le quiera llamar para no provocar sobresaltos sociales, por ejemplo II Transición Política, desde dentro del sistema y que no venga alguien ajeno como El Iluminado ha hacerla porque resulta inevitable llevarla a cabo, y el éxito, entiendo, de la primera fue que se hizo desde el Régimen de Franco y no por los ajenos a él. No creo que a estas alturas haya alguien que no entienda la refundación, una transición o retoque al sistema político vigente porque lo consideraría el peor error que pueda cometer un cargo público. Y acometiendo esta acción desde dentro del sistema político se conseguiría dar cumplida satisfacción a los innumerables españolitos y españolitas de a pie que lo están demandando y algo se podría salvar para los que están dentro y la llevan a cabo, lo que por hecho desde fuera sería impensable conseguir.
Especial atención mereció la exposición de Fernando Martínez, reconocido historiador almeriense al que resultó un deleite escucharlo por la descripción de los detalles que se producen en todo período como el que se refería, características del mismo y sus singularidades que supusieron una lección magistral como las que nos viene ofreciendo para orgullo y satisfacción de los almerienses.
Estoy seguro que este encuentro social supuso una reflexión política sobre el entonces y el hoy, un cuadro comparativo al que no pudo eludirse y que evidencia lo distinto que resulta aquél período del actual momento que estamos viviendo en España y al que no escapa Almería.
Decía al principio que la razón por la que he recuperado esta reflexión ha sido por el comentario a una información periodística en la que tildo de facha al protagonista del relato y se me responde con igual calificativo con el propósito de descalificarme pero no de rebatir el acierto de atribuírselo al nacional-socialista, muy distante de mi trayectoria política como democristiano/demócrata-cristiano que ha hecho del humanismo cristiano la filosofía que inspira su vida personal y profesional.
He mencionado la detención policial de la que fui objeto pero no la razón que la impulsó, la que desde entonces corona mi vida con todo tipo de calificativos, por cierto sin pretender dar muchas pistas para que sigan la marcha como la llevan, sobre los puntos fuertes de mi personalidad culminada en la atribución de haber asesinado al añorado Presidente Kennedy y haber afirmado que hubiese pertenecido a ETA de haber atravesado determinadas circunstancias de Roquetas en el País Vasco. En fin, seguiré dejando por un tiempo que atribuyan estos especímenes socialistas el ser facha a la adscripción política que con orgullo tuve y no al comportamiento que están teniendo ellos.