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Exposición temporal
Tráfico de esperanzas: los caminos de la migración en el norte de África
Fotografías de Francisco Magallón
Datos de la exposición
Título: Tráfico de esperanzas: los caminos de la migración en el norte de África. Fotografías de Francisco Magallón
Fechas: Del 27 de octubre del 2017 al 4 de febrero de 2018.
Inauguración: Jueves 26 de octubre, a las 19:30h.
Lugar: Salas de exposiciones temporales.
Organizan: Cruz Roja Española y Museo Nacional de Antropología.
Tráfico de Esperanzas en el ciclo Ubuntu
El Museo Nacional de Antropología está embarcado desde hace tres años en un plan estratégico que pretende renovar su identidad y su finalidad para, en definitiva, alcanzar un papel más relevante al servicio de la sociedad global. Sus objetivos principales, en este contexto, son la difusión de valores que fomenten el respeto entre comunidades de diferente origen cultural a la vez que suministra claves y herramientas de comprensión mutua.
En particular, el MNA aspira a ser útil en los procesos de aceptación e incluso revalorización por parte de la sociedad de acogida de los grupos migratorios que se asientan en su seno, para lo que ha puesto en marcha unos ciclos de exposiciones
y actividades dedicados sucesivamente a mostrar tanto la problemática social como la riqueza cultural de esas comunidades según su región de procedencia.
Mientras que el primero de esos ciclos estuvo protagonizado por los grupos culturales andinos, el segundo, actualmente ya en pleno desarrollo y titulado Ubuntu, en el corazón de África, está centrado en las personas que migran desde el África Ecuatorial. Algunas de las exposiciones que han formado o van a formar parte de este ciclo son, por ejemplo, Mujeres del Congo; Turkana, un mundo que se agota; Fernando Nguema y su universo fang; El lenguaje de las telas, arte textil en África Occidental; o Personas que migran, objetos que migran… desde Senegal. La pieza angular de todo este ciclo es, sin embargo, este proyecto, que tiene el difícil reto de mostrar a la sociedad española el duro y arriesgado viaje que inician y recorren los migrantes de esa parte del continente africano antes de llegar, si lo logran, a los lugares donde ya los “vemos”, porque son los lugares a partir de los que nos importa su existencia: nuestras costas y fronteras y, si llegan más allá, nuestras calles y ciudades.
La exposición: su finalidad
En efecto, esta exposición se basa en la idea de que muy pocas personas entre nosotros realmente saben cómo los migrantes africanos llegan hasta nuestras fronteras, ni las dificultades que tienen que superar, ni de dónde realmente proceden, ni sus verdaderas motivaciones… Se trata de mostrar, además, que, detrás de los números y de la masa anónima de migrantes, existen personas que sienten y sufren como lo haría cualquiera en su situación y que no son un peligro o una molestia sino personas en situación desesperada que merecen nuestra comprensión.
De paso, otro objetivo de la exposición es ofrecer al visitante la posibilidad de profundizar en este fenómeno complejo, de conocer el punto de vista de quienes están al otro lado de la orilla, de superar las injustas simplificaciones y de revisar sus ideas preconcebidas sobre este proceso.
La exposición: organización y contenidos
La exposición se divide principalmente en dos grandes bloques que coinciden con las dos grandes salas que el museo utiliza para sus exposiciones temporales. La primera sala se dedica a presentar datos que permitan contextualizar el fenómeno migratorio a través de textos, referencias, cifras y material gráfico que ofrezcan una visión general del proceso, y que expliquen qué decisiones motivan la migración.
La segunda parte en cambio utiliza como término argumental las rutas, es decir, los diferentes caminos que debe recorrer el migrante desde que sale de su hogar hasta que llega (si lo hace) a su destino. Se trata de diferenciar una primera etapa de viaje (Ecowas) en la que el traslado es medianamente cómodo y normal, y una segunda, que suele coincidir con la entrada en el desierto, en la que el viaje se hace más complejo, por lo inhóspito del contexto y la dificultad que el traspaso de fronteras supone a partir de ese momento.
El final de la exposición coincide también con el final del viaje, que puede ser tanto boza (término utilizado por los migrantes cuando hablan de “final feliz”) como kassora (el caso contrario). Tras pasar estas dos grandes salas, en el espacio de audiovisuales se proyectarán fragmentos selectos de reportajes realizados por Francisco Magallón en diferentes puntos de las rutas para el programa Repor de TVE. Así mismo, por toda la exposición se propondrá al visitante una actividad interactiva: El pasaporte del migrante. Se trata de que el visitante vaya recopilando diferente “documentación” que irá encontrando a lo largo de las salas para ir completando un “dosier” con información útil para el migrante.
La migración a través del Norte de África….
Las migraciones son fenómenos complejos que, como poco, se corresponden con dos relatos, a menudo contrapuestos, según desde que “orilla” se escriban: el de la sociedad receptora y el de los migrantes que quieren llegar hasta ella. El primero lo conocemos bien, no tanto, o muy poco, el segundo. La migración es mucho más que una simple ruta que comunica un punto de origen con un lugar de destino, es una experiencia individual y colectiva, una prueba para todas nuestras capacidades y todos nuestros límites como seres humanos, desde la mera supervivencia a la conservación de la dignidad. Esta exposición ofrece la posibilidad al visitante de ponerse, al menos durante un rato, en el lugar de quienes afrontan esa arriesgada e incierta “aventura” hacia un mundo en el que no les será fácil entrar ni ser aceptados.
El rostro de la migración
En las migraciones, las personas tienen un nombre, un rostro y sus propias historias de vida, con esperanzas y miedos. La migración no elimina nuestra condición de seres humanos. No está formada por una masa anónima e indistinta. Son hombres y mujeres que emprenden un viaje en busca de una vida digna, que les proporcione un futuro al menos algo mejor que su presente. Muchas veces huyen de conflictos y de persecuciones motivadas por las más diversas causas. En cada uno de los lugares que enlazan estos caminos que durante miles de kilómetros atraviesan los paisajes de África occidental, hay rostros de personas que tienen nombres, familias, una vida y una historia que arrastran en su “hatillo”.
La decisión de partir la toman a partir de un amplio abanico de motivaciones, muchas de ellas combinadas, y siempre relacionadas con las difíciles condiciones de vida de muchos países de África Ecuatorial. Frente a éstas, las amenazas y peligros de un incierto trayecto pueden no parecer a priori un obstáculo insalvable.
“Opción salida”
La movilidad de la población africana ha caracterizado la historia del continente desde las primeras migraciones de homínidos que poblaron el planeta, en particular la del homo sapiens sapiens del que todos descendemos. Más recientemente, los traslados de población han determinado el escenario cultural y social de África. Este proceso ha sido continuo, en unos casos obedeciendo a las propias fuerzas internas; en otras ocasiones, obligado dramáticamente por agentes externos.
La descolonización a lo largo del siglo XX ha dejado un mapa de fronteras artificiales que nada tiene que ver con esa dinámica histórica de límites móviles, lo que ha supuesto una fuente de tensiones políticas y sociales de primer orden. Aun así, no ha sido capaz de vencer por completo esa natural tendencia a la movilidad de las poblaciones africanas. Es importante destacar que los movimientos internos entre países africanos siguen constituyendo el grueso de las migraciones actuales, muy por encima del flujo hacia el norte.
“Opción Salida” es una expresión usada habitualmente por quienes han estudiado los procesos migratorios en el continente africano. Frente a adversidades de muy diversa índole -hambrunas y carestías, persecuciones ideológicas o religiosas, conflictos bélicos, etc.-, la población africana ha respondido históricamente abandonando sus tradicionales lugares de asentamiento para buscar nuevas tierras y nuevas oportunidades.
Ciudades fantasmas en el sahel: los slams de Mauritania
En el Sahel, entre la franja ecuatorial y las puertas del Sahara, se ha desarrollado una cartografía no reconocida. Las rutas migratorias se organizan en etapas sucesivas que hay que culminar para continuar el trayecto. A lo largo de estas escalas del viaje, en torno a ciudades preexistentes, han crecido asentamientos y núcleos suburbanos de pobreza.
Se trata de lugares –o “no lugares”- que no aparecen en los mapas convencionales. Conocidos como slams, son verdaderos centros neurálgicos en los que se desarrolla todo un ecosistema social. En ellos, los migrantes se van agrupando para sobrevivir.