Como digo en mi artículo sobre la obra del paseo marítimo del Giga mi intención es no debatir sobre el asunto ni tener mal rollo con nadie, pero como el concejal Bernardo Simón Paredes ha puesto los tantos para que no sea así, con gusto entro en la contienda. Confío, no obstante, en que acabe aquí el tema.
He publicado mi artículo, objeto de la réplica del citado concejal, en este medio público, sometido a toda suerte de comentarios. Sin embargo, él ha soslayado bajar a la arena en el mismo medio y ha preferido hacerlo protegido con red, en su página de internet, de modo que en ella todo sean alabanzas y reciba un gran surtido de ‘me gusta’.
Sobre mi artículo ni que decir tiene que me ratifico en todos sus términos. Las personas que lo hayan leído habrán observado que analizo al detalle la propuesta del Giga y llamo la atención sobre los inconvenientes del mismo. Sin embargo, el concejal Bernardo Simón, en su réplica, defiende su proyecto de paseo de forma somera y nada nos dice de los beneficios que para el tráfico supondría suprimir un carril del paseo en favor de un carril bici. Repito: No explica las ventajas de un solo carril para el tráfico en el Malecón. Ha preferido derivar por otros derroteros que poco aportan. Claro que llegado el caso enviaré mi artículo a los vecinos de Garrucha para informarles de lo que opino sobre la obra del Giga y sepan a qué atenerse.
En su destemplada réplica a mi artículo Bernardo Simón dice que se trata de una pataleta mía, dicho que no me ha extrañado. Como tampoco me ha extrañado que se haya sentido feliz cuando he publicado en la prensa algún artículo mío a favor suyo, que enseguida ha colgado en su página de internet para su satisfacción. Sin embargo, cuando ahora escribo en defensa del paseo marítimo en contra de su criterio resulta que se trata de una pataleta mía. Así es la vida.
La réplica de Bernardo Simón se titula: ‘Renovarse o morir’!!! Así, título adornado y escoltado con tres signos de admiración para reforzar tan electrizante aserto, a lo que yo, como digo en mi artículo no tengo nada que oponer, salvo que la renovación sea un capricho que le cueste el dinero al contribuyente como es el caso que nos ocupa. O sea, un intento de asombrar con algo innecesario para abrirse camino en la política municipal. Dice que no está obsesionado con el proyecto, entonces que explique por qué sin venir a cuento lo saque ahora, a mitad de mandato, después de llevarlo en el programa del PP en 2011 y en el del Giga en 2015.
Dice el concejal que ‘con presuntos amigos como estos para qué quiere uno enemigos’. O sea, el pensamiento único: la propuesta del Giga es dogma de fe; no se tolera discrepar. Aparte de que ni he sido ni soy amigo de este señor, ¿quién es él para recriminarme que opine y defienda el paseo? ¿Acaso no tengo derecho a defender una obra de mi legado? Una obra por la que tanto luché con la ayuda inestimable del ex ministro Joaquín Garrigues al que de forma miserable le quitaron los socialistas su nombre en el tramo sur del paseo, sin que después el PP se acordara de él.
Desde que finalizaron las obras en 1986, es la primera vez que alguien me dice que el paseo está en declive, o sea, en decadencia, y que el declive comenzó conmigo, según su modesta y cabal opinión, dice, ¿y por qué es cabal su opinión? No entiendo que se diga eso cuando yo creo que el paseo está en auge, basta ver cómo verdea su frondosa vegetación, que da gusto verla y tanto lo hermosea. No es declive la palabra adecuada, más bien debería decir desorden, el desorden de las terrazas. Sin embargo, fue el alcalde Andrés Segura el que se preocupó de ordenarlas, cosa que después no hizo el gobierno municipal del PP, siendo Bernardo Simón concejal de urbanismo. Y ahora quiere poner orden en las terrazas, ¿de qué forma? Según dice, así: ‘Los negocios, todos por igual en un lado solamente. Lado de playa nada, excepto los negocios que tengan fachada a ese lado.’ O sea, todas las terrazas al lado de los edificios y la acera de la baranda solo para pasear. Es decir, un paseo dividido en dos áreas que supondría pérdida de encanto del veraneo en Garrucha. Y eso lo propone el concejal porque se declara incompetente para ordenar las terrazas, así lo prueba su cita textual:‘La realidad siempre supera, en este caso, la regulación.’ Lo malo es que las terrazas no se resignarían y ningún alcalde les negaría que volvieran a lo de ahora. Resultado: terrazas con más extensión a cada lado, el Malecón con un solo un carril para el tráfico sin poder desdoblarlo, un inútil carril bici, menos aparcamientos y ninguna jardinera en el lado de los edificios como refleja el plano, aunque dice el concejal que no se tocarían zonas verdes. Y lo peor: ya no habría marcha atrás a no ser con una nueva obra. Así es la realidad de lo que se pretende y de lo que sucedería.
Dice Bernardo Simón que pretende aclarar mis presunciones y decir la verdad, y añade:‘Es lo que da la independencia’. Me parece muy bien que presuma de independencia si de verdad la practica en su acción política. Somos muchos los que no podemos presumir de la independencia de la que él alardea debido a la complejidad del gobierno municipal que nos ha tocado gestionar.
Pregunto: ¿Dónde digo yo en mi artículo que para ejecutar esa obra necesitarían vender una propiedad? ¿No es más cierto que me refiero a las hipotéticas fuentes de financiación? Y me dice que eso me pasa por no preguntar. No obstante el concejal omite decir el coste de la obra, coste que lo debe tener en la memoria valorada del anteproyecto. Me dice también que más bien parece una pataleta mía del que se cree autor de obras relevantes junto con mis concejales, ‘que no se me olvide’, añade. Y me agrada que me diga esto de los concejales pues en mis cinco mandatos, con más de veinte años de alcaldía, trabajé con diecinueve de ellos en el equipo de gobierno con los que me llevé divinamente y lo mismo ellos entre sí, sin ningún roce entre nosotros, siempre con reuniones tranquilas, con respeto mutuo, sin bufidos ni estampidas con portazos. Lo mismo me ha sucedido con los concejales del PP en la oposición durante los ocho años de mandato socialista, con los que mucho trabajé y asesoré para que triunfaran en su difícil función, cosa que se logró en 2007 con el PP instalado en el gobierno municipal.
Aparte del pintoresquismo del significado de los elementos que adornan la plaza de Pedro Gea (capilla), para urbanizarla se convocó un concurso de ideas al que acudieron varios estudios de arquitectura, siendo uno de Madrid el que lo ganó, creo. Pero sucedió que la obra realizada no fue la del ganador sino la proyectada por un amigo de Bernardo Simón. El asunto estuvo en el juzgado debido a que los ganadores no se resignaron. Como el concejal presume de decir la verdad confío en que, con datos ciertos y documentos fiables, nos cuente por qué hizo la obra quien no ganó.
A los ocho años de estar la plaza inaugurada el concejal Simón nos desvela su significado y nos dice que la plaza de Pedro Gea representa la bocana del puerto. Los tres elementos que la adornan son cuatro fuentes que representan embarcaciones de Garrucha. El acero representa el pasado minero y la proa de los barcos. Hasta dice que las proas miden una braza, y el mármol blanco representa el mar, así como que las tarimas de madera representan la cubierta del barco. Hay que tener mucha imaginación para significar que la plaza de Pedro Gea sea la bocana del puerto y el mar el piso de mármol, algo que no tiene pies ni cabeza. Sin embargo, el concejal está esperando que la alcaldesa ponga el cartel explicativo, como si la alcaldesa hubiera perdido el juicio. Mejor será que tan pintoresca descripción sea enterrada en el arcano municipal, olvidándose de ella y del cartel.
Para justificar que no se realizaran las obras del programa electoral del PP de 2015, entre ellas la del paseo, el concejal Bernardo Simón me dice en su réplica que fue necesario dedicarse a terminar las que tenía inacabadas el PSOE. Y uno se pregunta, si esto era así y ellos lo sabían ¿por qué le ofrecieron al pueblo lo que sabían que no podían cumplir? ¿Eso es engañar o no?
Su agria réplica a mi artículo la remata este señor de una forma maliciosa. De modo despectivo dice que se trata de una pataleta mía en el sentido de ‘que nadie toque lo que hice’. Después, con la intención de mortificarme, me pregunta qué me parece ‘el principio del fin de la baranda.’ Se trata de una venganza por haberle torpedeado su proyecto con mi artículo, claro que no parece que le importe mucho al concejal el destino de la baranda. Sé que no habrá alcalde en Garrucha capaz de acabar con ella; tal atropello se lo impediría una indignada acción popular como se está viendo, ya que un alcalde no puede hacer lo que le apetezca en su municipio.
Si es que ,¡Bernardo busca empleo! ,por lo demás Garrucha: no la en tiende, no le importa, pues no contesto…. Para ser politico ay que tener agallas, no ganas de encontrar un trabajo que te de decomerrr….
Una lástima que a Bernardo le haya entrado el pánico y ya no conteste a las cuestiones que le plantea D. Adolfo. Bernardo se ha acobardado al verse acorralado y se ha buscado la excusa pueril del puerto, ¡Qué imaginación! ¿Cómo piensa que el pueblo se iba a dividir a causa de su proyecto? Él y su mentor tienen el paseo en la boca del estómago, igual que los socialistas. Mal porvenir tienen los políticos que se acobardan en cuanto se le discute su pensamiento o tienen que hacer frente a algo importante. La gente los abandona.
GALLARDÍA Y NO SUSTO ES LO QUE QUIERE LA GENTE DE SUS POLÍTICOS.
Van diciendo que Bernardo no quiere contestar para evitar que se forme otra como la del puerto. Una excusa porque el artículo de Adolfo Pérez lo ha dejado KO, sin capacidad de respuesta. Es ridícula tal excusa. La verdad es que ha salido huyendo para darle una ‘gran satisfacción’ a su gente.
Si no dice nada sobre la baranda es por temor a que se forme otra como la del puerto.
Si apenas dice nada sobre Galasa es porque no se forme otra como la del puerto.
El hace la oposición con fotos de hierbas y losas rotas o sucias, así no se forma otra como la del puerto.
Mientras, el PP, Juan Francisco y los suyos, le están dando a Bernardo sopas con honda.
Vaya repaso que le da Adolfo Perez a Bernardo
¿Es que a Bernardo no le importa la baranda? Es muy extraño su silencio después de sacar pecho por su independencia. Muchas fotos de matojos y cuando hay algo con sustancia mira para otro lado. Pillín.