La publicación de una conversación al ya Ex-Ministro Fernández Díaz supuso la última evidencia de la forma de hacer política que tiene el autodenominado Partido Popular, que debe su denominación al haberle registrado el de Partido Conservador un adversario de Don Manuel Fraga, y su acción pseudopolítica está consolidando una indignación sostenida en los españolitos y españolitas de a pie por estos comportamientos que avergüenzan por no ser homologables a los países civilizados de nuestro entorno europeo.
Vengo criticando muy severamente al PP porque me duele que un Partido Político al que he visto nacer y a cuya matriz he dedicado los mejores años de mi juventud, algunos me criticaron mi joven idealismo y otros se han convertido en mis más fieros enemigos y no adversarios, haya derivado hacia una organización mercantilista que utiliza la actividad política para sus fines lucrativos. No soy el único que desconoce los principios ideológicos que inspiran la actividad política del PP y reto a quien proceda que se me haga llegar el programa ideológico porque he intentado persistentemente conseguirlo por los más diversos medios y no lo he logrado.
Sí puedo asegurar, amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico, que Alianza Popular, de la que fui cofundador provincial, y Derecha Democrática Española, que tuve el honor de fundar y presidir en esta provincia, contaban con sendos programas ideológicos que inspiraban su acción política y suponían la razón de su adhesión. En los dos casos siempre he comentado la gran satisfacción que me ha producido llevar a cabo en su nombre una actividad que, lejos de renunciar a ella, me siento infinitamente orgulloso y plenamente satisfecho por las aportaciones que en lo personal me han hecho. Y no deberíamos ser tan extremistas en AP y DDE porque en el PSOE me estoy encontrando más fachas que entonces había en esas dos fuerzas políticas, honrándome la segunda con erigirme en el Presidente Provincial de Partido Político parlamentario más joven de España.
Bien, con esta aportación políticapretendo demostrar la inexistencia de la más ínfima dosis de despecho hacia la fuerza política que hoy encarna el espectro político la Derecha en España y desmiente por los hechos la persistente acusación de rebatir mis acusaciones por despecho y sin entrar en la materia del debate.
Sirva, pues, este inciso personal para entrar en el asunto objeto de atención, como es la intolerable intromisión, porque la doy por hecho a través de la publicación de esa grabación, en la vida personal, no solo de los adversarios políticos sino de toda aquella persona molesta para el personaje político de esta organización, en particular. Porque aseguro con total rotundidad que viene siendo una práctica habitual el conocimiento de lo privado, considerado un valor determinante para el gobernante al suponer un medio coercitivo de vital importancia para la pirámide organizativa. Supone, nada más y nada menos, que la base de la confianza con la que se conforman los equipos gubernamentales o cuadros políticos, desplazando los principios morales de la persona, lo que su constatación me está sirviendo la exclamar solemnemente ¡viva la confianza!, porque gracias a ella conocemos las fechorías de nuestros gobernantes.
La mera observación de la actualidad política me ha inducido a constatar cómo lo primero a lo que acude un gobernante, mal llamado ‘popular’, es a indagar sobre la vida personal, y en función de ella premiarlo o castigarlo; si el hecho personal le puede condicionar se le premia y si no tiene valor se le premia. Por eso a los observadores políticos poco o nada nos ha sorprendido la conversación publicada del ministro, que solo el momento electoral ha actuado como caja de resonancia y en otro no habría pasado de la mera reseña informativa, porque, repito, es una práctica habitual de nuestra casta política.
En lo que concierne a esta organización política en estado de putrefacción avanzada, que vino a llamarse, como he dicho anteriormente, Partido Popular por haber sido patentado ‘Partido Conservador’, vengo sosteniendo con empecinamiento que sus cuadros dirigentes son los que Alfonso Guerra llamó ‘jóvenes joseantonianos’ en la Transición Política, y no estoy seguro que sigan en la brecha por convicción ideológica, pues aún no han condenado al Régimen de Franco, cuando se le pide a Pablo Iglesias que lo haga con el que votan los venezolanos libremente, o por mera supervivencia. Toda la cascada de despropósitos que vienen acumulando ha conseguido que nos formemos la fundada opinión de que se hace necesario su relevo y que conlleve la refundación del Partido Popular al igual que hizo Don Manuel Fraga desplazando a los Procuradores en Cortes para sustituirlos por entonces jóvenes de las NNGG y demás juventudes de partidos políticos, y simultáneamente refundando AP en el PP.
El momento, que sabido es que la oportunidad es la sujeto de la política, es el idóneo para refundar el Partido Popular porque no solo está podrido sino que se encuentra descompuesto, y tan solo los dirigentes desideologizados e interesados apuestan por su mantenimiento. A muchos de éstos me preguntarles por la ideología que tienen y las razones por las que militan en el PP, en la absoluta seguridad de que nos encontraríamos con que únicamente saben contar fajos de billetes, y la desvergüenza para muchas ‘personas de bien’ que todavía existen es que son los únicos de triunfan y con el éxito administran sus feudos como si fuesen sus fincas privadas.