La evolución de la actividad política a lo largo de estas cuatro décadas, con el más longevo sistema de libertades públicas habido en España, ha derivado hacia su desvirtualización, como si 40 años fuese el ciclo de todo sistema político en este país, ya que fue lo que estuvo vigente lo que se vino a llamar Franquismo y lo que atenaza a llamada democracia y que en sus inicios se le atribuyó el pseudónimo de “Partitocracia”.
No deja de resultar curioso que el elevado grado de animadversión hacia la clase política sea correspondida con la necesidad de una complicidad social y profesional, castigándose la independencia con la descalificación, la persecución y ser relegados a quienes la practican. Así, pues, en la actualidad la independencia ha pasado de ser una cualidad a ser una carga para quienes la practican.