El sindicato de sanidad y sectores sociosanitarios de CCOO de Almería evidencia e informa que los gestores del SAS en nuestra provincia, conocedores de su incapacidad para cumplir con los plazos de demora a los que les obliga la normativa vigente, han optado por la estrategia de la manipulación y el maquillaje de sus datos de demora.
El DECRETO 209/2001 de 18 de septiembre “garantiza” los plazos de respuesta quirúrgica en el Sistema Sanitario Público andaluz, estableciéndolos en 180, 120 o 90 días. Por otra parte, el DECRETO 96/2004 de 9 de marzo “garantiza” que el paciente podrá ver al especialista en un plazo máximo de 60 días, y que en 30 días tendrá las pruebas diagnósticas que necesite. Dos decretos que supusieron todo un hito en la Sanidad Pública pero que a lo largo de los años se han convertido en “papel mojado”. Nuestros gestores han aprendido a “cumplir” con los plazos de demora maquillando los datos más que cumpliendo realmente ambos decretos.
CCOO está en condiciones de afirmar que en Almería los tiempos que un paciente debe esperar para ser visitado por el especialista, tener sus pruebas diagnósticas o ser intervenidos son muy superiores a los datos de demora media que el SAS ofrece a la opinión pública. La estadística oficial, presentada en el mes de junio, ofrece unos datos tan adulterados que consideramos inoportuno dar pábulo a los mismos comentándolos. Veamos algunas de las formas que el SAS utiliza para manipular sus datos de demora.
Todo comienza con la visita del paciente a su médico de familia y las “presiones” que éstos profesionales reciben desde sus direcciones para que aumenten su “capacidad de resolución” y deriven sólo “lo justo e imprescindible”. Si ésto fuera bien entendido no sería nada criticable; pero no siempre es así. Algunos profesionales sucumben a la presión de sus indicadores personales de derivación; y ésto acaba redundando en demorar la llegada del paciente a la consulta especializada y por ende a la indicación quirúrgica, si fuera necesaria. Una demora imposible de reflejar en ninguna estadística.
Posteriormente, cuando el paciente es visto por el especialista, y éste le solicita sus correspondientes pruebas diagnósticas, no se tiene en cuenta el tiempo transcurrido desde que el paciente se hace la prueba, obtiene el correspondiente informe y el tiempo que tarda en volver a ser visto de nuevo por el especialista. A veces muchos meses.
Hasta aquí sólo podemos hablar de “sesgos” en la información y no es muy evidente el intento manipulador. Pero el SAS va más allá y utiliza métodos más burdos para engañar a la opinión pública almeriense, entre los que cabe señalar:
1º.- Las demoras que publica el SAS son “medias” y por tanto esconden los datos extremos de esperas máximas que deben soportar muchos pacientes en diversas especialidades. Además en estas medias se incluyen las intervenciones que se realizan en urgencias, mejorando “maliciosamente” los resultados promedio.
2º.- No todas las especialidades están incluidas dentro de los decretos de garantías de la Junta de Andalucía. Reumatología, alergología, neurocirugía, cirugía vascular, y todas aquellas especialidades que acumulan demoras algunas de hasta dos años están excluidas de dichos decretos.
3º Intencionadamente el SAS sólo nos ofrece sus datos oficiales en el mes de junio, cuando las esperas son menores, pues se incrementan mucho tras los cierres de camas y quirófanos por las vacaciones estivales del personal no sustituido. ¿Por qué no vuelven a ofrecer datos de al menos dos cortes anuales?
4º.- Durante la época estival, ante la ausencia de profesionales, y quirófanos todo lo que no es urgente y puede demorarse se pospone hasta el final del periodo estival, invitando al paciente a que vuelva después del verano. Con lo cual la demora comienza a contarse unos meses más tarde.
5º.- Tenemos pruebas fehacientes que a pacientes se les ha conculcado su derechos reconocidos en ambos decretos de demora, señalándolos como pacientes que han renunciado exprofeso al especialista o a la fecha ofrecida. Incluso así figura en su solicitud ,cuando es del todo falso y los pacientes lo desconocían, siendo los primeros sorprendidos.
6º.-Otra forma de maquillar las listas de espera es catalogar a los pacientes como “transitoriamente no programables” o en “suspensión temporal”, una especie de limbo en el que los plazos en los que la Junta se compromete a hacer las intervenciones no se cumplen. Actualmente, hay 4.749 enfermos en esta situación. Ésta “suspensión temporal” se utiliza cuando por “motivos clínico”, el facultativo considera que hay que aplazar la intervención, o porque el paciente no quiere ser operado cuando lo citan. Sin embargo tenemos pruebas de pacientes que han pasado a estas situaciones sin ser conscientes de ello.
7º.- Cuando se ofrece al paciente la posibilidad de ser intervenido en un centro distinto al suyo y se niega al traslado, se le saca de la lista de demora para volverlo a incluir en la misma como si acabara de llegar a la misma; es decir se pone de nuevo el contador de la demora “a cero”.
8º.- Cuando los pacientes son derivados a un hospital concertado (privado) para ser intervenidos, todos ellos dejan de ser contabilizados en la lista de espera, aunque todavía continúen esperando la intervención.
Como podemos observar, estamos en manos de unos “ilusionistas” profesionales que deberían dedicar menos recursos a estas tareas de manipulación y adulteración estadística; más a cambiar la realidad del SAS almeriense que tanto les debe molestar cuando intentan maquillarla por todos los medios.