Vengo sosteniendo desde hace dos años la necesidad de refundar el Partido Popular tras haber defendido vanamente una renovación que conllevase una regeneración política, y atisbo una solución con consecuencias mayores a las que se están desencadenando por el empecinamiento de los cuadros de esta organización política que vienen siendo cuestionados.
La perspectiva me está induciendo a pensar que el Partido Popular no es un partido político clásico sino una coalición electoral. Y tal afirmación la avalo en su fundación, a modo y semejanza de Unión de Centro Democrático, que como es sabido tuvo como embrión el Movimiento Nacional cuyo Secretario General organizó una coalición electoral que trató de reconvertirse en un Partido Político como fue UCD.
Y con el PP ha ocurrido exactamente igual, aunque está durando más que UCD. Fraga Iribarne fue, efectivamente, Secretario General de Alianza Popular, una coalición electoral estatutariamente presidencialista que bajo el liderazgo de Federico Silva Muñoz pretendió constituirse en Partido Político, como ha ocurrido con todos los existentes. Fundada por los que vinieron en llamar Los Siete Magníficos estaba conformada esta coalición por tres bloques perfectamente definidos: Acción Democrática Española (partido político liderado por Silva Muñoz), Unión Democrática Española (partido político liderado por Gonzalo Fernández de la Mora) y una coalición de formaciones políticas liderada por Manuel Fraga Iribarne que se vino en llamar Unión de Alianza Popular. Y tras la ruptura de Alianza Popular, en la que Manuel Fraga se quedó con la denominación y la fundación de Derecha Democrática Española por Federico Silva Muñoz y Gonzalo Fernández de la Mora, previa a la de UCD se gestó el Partido Popular con el Partido Democrático Popular de Oscar Alzaga y Miguel Herrero como puente entre los restos de UCD y el flamante PP, al que Fraga estaba empeñado en denominar y homologar con el Partido Conservador de Inglaterra.
Pese a considerar al Partido Popular una coalición electoral análoga con Unión de Centro Democrático los cuadros de ambas organizaciones políticas contenían unas elevadas dosis de principios morales y éticos que convergían en la consideración de la actividad política como un servicio a la sociedad. Todo se desmoronó, desde mi punto de vista, cuando comenzaron a sustituirse los cuadros entonces existentes por personajes políticos sin principios cuya única finalidad era sustituir el servicio a los demás por colocar todo a su servicio particular.
Los equipos de los primeros cargos públicos estaban conformados por personas con principios, y los que les sucedieron se fueron conformando en base a la confianza. No se hace necesario echar la imaginación a volar para poder constatar en la base que la confianza estaba utilizada para colocar lo público al servicio privado. Y en consecuencia, como podrá deducir el amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico, basta echar una ojeada a la base de la pirámide política para constatar que los Alcaldes de nuestros pueblos y ciudades, con admirables y honrosas excepciones, poseen los mayores capitales de sus respectivos municipios por haber desbancado a los empresarios que arriesgan su economía.
Así, pues, nos encontramos en la actualidad que lo económico ha sustituido a lo ideológico, habiéndose desplazado las ideologías políticas a espacios prácticamente inexistentes. De tal modo que se ha establecido una alianza entre un sector poblacional con organizaciones políticas que, en mi humilde opinión, han provocado la aniquilación de la clase media de la que el Franquismo presumía de haber creado y colocado a la clase baja en un nivel de pobreza considerable. Y esta alianza socio-política, siempre desde mi humilde opinión, es la que ha conformado una base electoral que sostiene a los cargos públicos más corruptos. El restablecimiento de un estado social y político como el que nos animó a muchos jóvenes y menos jóvenes a ejercitar la actividad política como un servicio social pasa por la refundación del PP y, por ahora, por la renovación de los cuadros en el PSOE que conduzca a una regeneración política como la que empecé a proclamar para el PP, porque solo basta recordar que Mariano Rajoy se encuentra al frente del Gobierno de España por el PSOE tras haber destituido a Pedro Sánchez como Secretario General.