Acción por Almería denuncia la alarmante y progresiva falta de identidad de nuestra feria de la capital. Bien es cierto que esta situación no es nueva, pues, desde el desarrollismo franquista, pasando por los primeros años de nuestra Transición democrática y la descarada y penosa colonización cultural impulsada tras el fraude del 28F, las autoridades públicas (de diferente signo político, todo sea dicho) han venido ahondando en prácticas que ignoran, cuando no desprecian, la esencia de nuestra propia cultura y de nuestras tradiciones. En esta edición hemos asistido a una serie de pastiches carentes de toda lógica y estrategia, que desnaturalizan la esencia de unas fiestas eminentemente almerienses. Nos preguntamos dónde quedan aquellas iniciativas de hace pocos años, cuando la portada y los carteles de feria mostraban con orgullo la indumentaria autóctona; cuando en la batalla de flores se lucían carrozas con participantes vestidos de almerienses; cuando la concejal de Cultura se “atrevía” a vestirse con nuestros atuendos (y no el consabido traje de volantes, como hemos visto este agosto); cuando en el Paseo de Almería podíamos disfrutar de la exposición “Almería, nuestras raíces”, donde se reproducía (y se homenajeaba) el pasado de la Vega, de esa Almería eterna que aún permanece en el recuerdo de mucha gente. En otras capitales españolas, los ayuntamientos aprovechan la oportunidad de sus ferias y fiestas para divulgar las tradiciones, la etnografía, las músicas, los bailes, en definitiva, para testimoniar a nuestras generaciones pasadas. La feria de Almería se merece una programación original, conservar una idiosincrasia natural que la aleje de un falso y barato “copia y pega” sevillano, malagueño o jerezano. Aquí, lamentablemente, las instituciones públicas y también determinados promotores de casetas pseudoprivadas, no se ocultan en ensalzar las vestimentas y disfraces festivos de faralaes y lunares. Bajo una falaz idea tradicional andaluza, se divulgan los intereses comerciales de diseñadores o modistas, que, audazmente, aprovechan la oportunidad para impulsar su negocio gracias a una excelente plataforma comercial. ¿Dónde queda lo almeriense? ¿Cuál es la identidad de nuestra feria? ¿Hacia dónde se dirige? Esas preguntas deberían ser respondidas por las autoridades políticas municipales, que o no saben o no se enteran del alarmante cariz que está adoptando. No basta con programar un encuentro de indumentaria tradicional, a todas luces insuficiente, para cubrir el expediente. Desde Acción por Almería creemos que es más necesario que nunca un compromiso social y político con nuestra historia, con nuestro pasado, con nuestra memoria; es necesario impulsar un verdadero cambio que ahonde en nuestra etnografía, en nuestra cultura, en nuestras raíces. Solo así lograremos la dignidad que como colectivo nos merecemos. Es preciso romper esta perniciosa inercia que conduce a la feria de la capital de Almería hacía una inquietante deriva.